Desde el avance del Covid-19, la Corporación Ratoncito
Pérez se propuso entregar cinco mil sillas de ruedas a hospitales, centros
asistenciales y diferentes personas que no tengan la posibilidad de adquirir
uno de los elementos esenciales para quienes viven en situación de
discapacidad.
Uno de los beneficiados por este proyecto es Juan Astete, un
colocolino en situación de calle que hace dos años sufrió la amputación de su
pierna izquierda y que tras vincularse con las Rutas Albas del CSD Colo-Colo, pudo acceder a una moderna silla de ruedas. “Esto me cambia la vida porque para
mí es difícil hacer una vida normal, con las muletas me duelen las manos, los
brazos. Me caigo. Es complicada esta situación porque es volver a comenzar una
vida”, dijo.
“Afortunadamente tengo a mi señora que ha sido fundamental,
el 13 de febrero cumplimos 13 años de casados. Estoy contento y muy emocionado
por esto y ahora estoy más alivianado porque esta silla nos ayudará mucho, es
más cómoda y se le hará más fácil a ella también. Si yo estoy feliz, me imagino
cómo se pondrá ella”, agregó.
Patricio Mardones, doctor de profesión y uno de los líderes
en la corporación, ha trabajado toda su vida en el servicio público y desde ahí
ha conocido las precariedades del sistema de salud, sobre todo en pacientes en
situación de discapacidad. “Con mi familia decidimos comprar las primeras 500
sillas de rueda de un total de 5 mil unidades, más de 200 colchones anti
escaras y decidimos traer lo mejor posible para ayudar a nuestra gente”, dijo.
El médico valoró que el CSD Colo-Colo se preocupe de otros
ámbitos en la sociedad y sostuvo que “esto es un esfuerzo comunitario y ustedes
como Colo-Colo conocen a su gente, entonces si hacemos un trabajo mancomunado
entre nosotros, podremos llegar a más personas que a veces no tiene plata ni
siquiera para un pedazo de pan. Tenemos que trabajar en comunión y eso es lo
más importante. Todas las instituciones deben tener un fondo social porque
debemos ayudar entre todos a levantar a las personas”.
Por otra parte, la directora de desarrollo social, Victoria
Aravena, contó que “esta ayuda se enmarca dentro de la labor de las rutas
albas, que es cubrir necesidades inmediatas desde un enfoque de derecho y
realizar derivaciones ante casos de mayor complejidad que requieren
especialidad y no han sido acogidos por otra institución, Juan tiene una
discapacidad que dificulta aún más su situación, y a través de Jaqueline, una
de nuestras voluntarias del área social, se pudo conseguir una evaluación
médica gratuita y la entrega de una silla de ruedas nueva, que es el primer paso para su recuperación”.