Hace más de tres meses Chile y el mundo cambiaron por
completo. La rápida irrupción del Covid-19 hizo que el panorama social cambiara
radicalmente. En ese sentido, muchas personas tuvieron que modificar su forma
de trabajar y lograron avances considerables como, por ejemplo, desarrollar sus
labores desde sus hogares.
Otros, en vez de simplificar sus labores, las redoblaron. Se
trata de los trabajadores de la salud, quienes desde el primer minuto se
pusieron a disposición de hospitales, clínicas y centros de salud para salvar
vidas y ayudar a combatir una de las pandemias más mortales de los últimos 100
años.
Uno de los que debió modificar su rutina diaria es Camilo
Ortega, socio de Colo-Colo, quien compatibilizaba sus funciones de asistente
técnico de nuestra rama de básquetbol con su labor de conductor de una
aplicación, pero la baja afluencia de pasajeros producto de las cuarentenas lo
obligó a tomar el desafío de sumarse a los trabajadores de la salud a la lucha
contra el Coronavirus.
“Han sido semanas bien agitadas. Pasé de estar trabajando
como chofer de una aplicación a estar dentro de la Unidad de Tratamiento
Intermedio Quirúrgico (UTIQ) del Hospital del Salvador. Un amigo y socio
colocolino, Marcelo Nuñez, me ofreció esta posibilidad ya que la demanda de mi
trabajo bajó considerablemente con el tema de las cuarentenas y aquí estoy
adaptándome a este desafío novedoso, pero desafiante a la vez”, dijo.
Reconoce que el proceso ha sido difícil, ya que decidió
dejar la seguridad de su casa y estar junto a su familia por estar trabajando
junto a la “Primera Línea de la salud” en la lucha contra el Coronavirus.
“Tengo la suerte de trabajar en un lugar donde aún no hay
contagios, pero de todos modos tomo todos los resguardos posibles y trato de
ser muy cuidadoso con el higiene y sigo todos los protocolos. Más que por mí,
me cuido para proteger a quienes veo a diario y que son mi mamá y mi pareja, ya
que ambas son de población de riesgo a contagio. Mi mamá que es parte de la
población de Tercera Edad y tiene Diabetes, pero controlada, por lo que ella
tiene mayor riesgo de contagiarse al igual que mi pareja, Victoria, que tiene
una enfermedad crónica”, señala.
“Cuando llego a la casa me desinfecto los zapatos con agua
con cloro, me saco la ropa inmediatamente, la coloco en la lavadora y me doy
una ducha. Luego de ese protocolo recién puedo saludar a mi familia”,
agregó.
Camilo reconoce que no tiene contacto con los pacientes que
están en la UTIQ del Hospital El Salvador (labor que realizan los Técnicos en
Enfermería), pero que de todos modos le ha tocado estar expuesto a ver situaciones
de mucha complejidad.
“He aprendido muchas cosas en estas semanas de trabajo.
Formas de usar los guantes, el lavado constante que debemos tener antes de
entrar a la unidad, el uso constante de la mascarilla, el protector facial.
Además, debemos realizar aseo recurrente a la unidad y llevar los exámenes y
medicamentos a la farmacia. Hay algunos medicamentos que son delicados,
retenidos y hay que tener mucho cuidado con ellos ya que son muy cotizados por
la gente”, comentó.
Respecto a su labor en el Club como asistente técnico en la
rama de básquetbol, Camilo Ortega señala que todos los equipos se mantienen
trabajando a distancia para estar en óptimas condiciones cuando vuelva a estar
activa la pelotita naranja.
“Aunque estén suspendidos los torneos seguimos trabajando
con la rama. Durante las tardes con el cuerpo técnico hablamos con los
muchachos vía conferencias, les realizamos charlas mediante aplicaciones para
que no se pierda la comunicación y además el preparador físico le envía rutinas
de ejercicios, por lo que seguimos realizando trabajo a la espera que pase todo
y se puedan reanudar las competencias”, cerró.