“Nunca
imaginé tener un cargo en algún Directorio Nacional del Club”, reconoce
Mauricio Durán, mientras junto al equipo de Pasión del Pueblo se dirige hasta
el sector Arica del Monumental para realizar la entrevista. Con la frente
fruncida por el sol, cuenta que una de sus mayores alegrías en la vida es
Colo-Colo.
Criado
por su abuela paterna en una casa de Las Condes, conoció los estadios gracias a
su padre que domingo a domingo lo llevaba al estadio Nacional a ver las
jornadas dobles y triples. Allí, pese a que su papá era de Universidad
Católica, el color blanco de la camiseta de Colo-Colo y su forma de jugar le
robó el corazón.
De
ahí en más, nunca se despegó del Cacique y pese a las adversidades, siempre se
las rebuscó para poder acompañar al Club. Hoy sus funciones no se alejan de la
galería y desde allí, trabaja junto a las filiales de Colo-Colo por llevar la
Institución a todos los territorios.
Mauricio
Durán, bienvenido. ¿Cómo estás?
Bien. Agradezco la invitación
y es un placer acompañarlos.
Te
toca asumir la vicepresidencia de filiales después de un mandato anterior.
¿Cómo tomas esta responsabilidad?
Es un desafío grande,
obviamente trabajar el territorio es complejo, requiere mucho tiempo, mucha
dedicación, formar un equipo de trabajo que nos pueda cubrir el país es
difícil. Centralizar el trabajo territorial en Santiago, siempre ha sido
complejo. Encontrar las personas que estén dispuestas a trabajar en esto cuesta
un poco. Pero pudimos formar el grupo y asumir como tal en el Directorio
Nacional y empezar el trabajo abocado a levantar más territorios para el
Club.
Antes
de ser vicepresidente de filiales, tú tienes una vida ligada a Colo-Colo como
hincha, socio, barrista, y venimos al sector Arica porque acá están tus
inicios. Cuéntanos cómo te hiciste hincha de Colo-Colo.
Mira, justamente este año
cumplo 30 años como socio. Me inscribí el 89 y fue el regalo de cumpleaños que
le pedí a mi papá. Esto, eso sí, parte antes. Mi papá muy futbolero, hincha de católica,
me llevaba a las jornadas dobles y triples. Colo-Colo no tenía estadio,
Católica tampoco, y él como hincha del fútbol iba a ver todas estas jornadas.
En su corazón, yo creo que él esperaba que fuera hincha de Católica, pero a mí
me llamaba mucho la atención los de blanco, su forma de jugar, lo aguerrido que
eran, que no daban los partidos por perdidos. Algunos jugadores que marcaron
historia, entonces, visualmente era muy grato verlos y ahí comenzó el cariño
especial por el Club. Empecé a acompañar cada fin de semana y muy calladito
hinchaba por Colo-Colo, para que mi papá no se sintiera mal. Y recuerdo que en
un paseo a la playa, me dijo que eligiera un gorrito, y bueno, evidentemente le
dije que el de Colo-Colo. Creo que le rompí el corazón para ser sincero, pero
mis gustos estaban claros. Yo ya sabía que era colocolino y que eso no
cambiaría.
Después me hago socio y
empiezo a venir solo. Por temas de vida, yo vivía en Las Condes con mi Nona.
Ella trabajaba de nana.
¿Tu
nona es?
Mi abuela. Yo soy criado por
abuela. Entonces, me venía de Vitacura al estadio, comencé a venir solo,
hincha NN por mucho tiempo y así me tocó vivir la Libertadores. No vine a la
final. Y me tocó esa época dorada en la barra. Y desde ahí, mi vida continúo
entorno al Club siendo socio, y luego pasó el tiempo, me cambié a Puente Alto a
mi casa definitiva donde vivo actualmente. Y ahí conocí a mis amigos, la gente
del barrio y cambia la historia porque dejé de venir solo. Formamos un 'piño'
en esa época y desde ahí están los inicios de lo que hago actualmente en el
Club.
Contaste
hartas cosas, así que vamos por parte. Primero, fuiste criado por tu abuela en
una casa que no era suya. ¿Cómo fue esa experiencia?
Era bien loco. Es como la
típica historia de teleserie de los 80. Mi papá hijo de nana, mi mamá hija de
una persona de clase media alta y por esos azares del destino nací yo. Era una
pareja muy joven por lo tanto nunca se constituyó y mi cuidado lo asumió mi
abuela paterna con todas las carencias que eso llevó. No tener una casa, vivir
con sus patrones en espacios reducidos, con su hija menor, entonces fue una
crianza llena de amor y cariño entre los tres.
Crecer con tu abuela es muy
distinto. Hay otros valores, te enseñan otras cosas, valoras otros temas, que
tienen que ver con valorar el día a día, las cosas cotidianas. Así fue mi
crianza. Y tenía la dicotomía con mi otra abuela que tenía plata, vivía en una
casa más grande y en la época de adolescencia, fue súper difícil saber de dónde
soy. De dónde pertenezco. Si donde vivía mi papá en la periferia, o allá arriba
que es otro mundo. Fue complejo, pero crecí con mucho cariño por parte de mis
abuelas.
¿Y
tú papá dónde vivía?
Mi papá vivía en San Luis de
Macul, en La Granja, en Lo Martínez. Vivió en varias partes, entonces yo lo
veía los fines de semana. Lo íbamos a ver con mi Nona.
¿Igualmente
tenías posibilidades de vivir más tranquilo con tu abuela?
Si poh. Ahí tenía colegio, un lugar donde estar y luego en la media me
fui internado al INBA. Y ahí hice mi media. Y los fines de semana me iba con mi
abuela hasta que nos cambiamos a Puente Alto.
¿Y
tú mamá?
Vivía en Horcón, así que no
tenía mucha relación. Allá hizo su vida familiar. Tuvo a mi hermano y vivió por
muchos años allá. Nuestra relación era muy descontinua. No había algo
cotidiano. Y con mi papá, cuando se volvió a casar, formó su familia y se fue a
su casa. Por eso te digo que mi familia es mi Nona, porque me crie con ella y
con ella me sentí contento y feliz.
¿Y
cómo es la relación en la actualidad con tu Nona?
Bien, ella vive con mi tía,
tiene 80 años, hace unos días estuvo de cumpleaños y con todo el trabajo del
club lamentablemente la veo muy poquito, igualmente me pego el pique a la Ciudad
del Valle a verla y la relación es muy fraterna, ella es el amor de mi vida en
cuanto a lo que uno ve como mamá.
Y bueno, mi otra abuela
también, ellas son mis dos grandes pilares en la vida.
En
el día a día es difícil verte emocionado, pero ahora, te trajo muchos recuerdos
esta conversación.
Si poh, indudable. Crianza, vivencias, cosas que de repente uno en el
momento no las valora, sino que las valoras con los años. Cuando ya tienes tu
propia familia, ves lo que cuesta, todas las carencias que uno tiene que vivir
y claro, me imagino que para ella tuvo que haber sido súper complejo vivir sola
con dos chicos.
Después
de que se fueron a Puente Alto, empezaste a ser parte de un lugar y dices ‘yo
soy de acá’. ¿Cómo fue ese proceso?
Fue paulatino, yo vine mucho
tiempo al estadio sólo y de repente me encontraba a los muchachos en la micro,
y de repente me integro a los ‘Puente Albo 31’, que era el nombre del grupo. Y
empezamos a ir juntos, se formaron lazos, fuimos creciendo, nos organizamos
como grupo y nuestra organización era muy horizontal, entonces no había un
liderazgo marcado, éramos muchos que trabajábamos en pro del piño, entendíamos
que éramos una familia, nos apoyábamos en urgencias, nuestros hijos convivían y
se formó una organización muy fluida. Ahí avanzamos como organización y nos
dimos cuenta que más que un piño, podíamos ver otros temas, empezamos hacer un
poco de asistencialismo en un principio. Onces para la gente en situación de
calle, en navidad le llevábamos una cena, y el trabajo se fue dando de forma
más continua y más específica. Abrimos una escuela de fútbol, va por su quinto
año de funcionamiento, hay una micro estadio que trabaja con los muchachos,
trabajan ahora en la celebración del día del niño, muchos esperamos el 19 de
abril, lo hacemos hace mucho tiempo, fácil unos 14 o 15 años, donde empezamos
con una pequeña velatón a conmemorar la llegada del 19 y eso fue creciendo y
aumentando y ahora es una tradición. Lo bonito es que se ha ido replicando en
muchos barrios y hoy en día es como un año nuevo en Santiago y otras regiones.
Según
tu infancia y adolescencia comenzaste a venir a la popular.
Yo siempre vine a
galería.
¿Y
con tu papá igual?
Si. Nos colocábamos en los
codos. Recuerda que antes la tribuna Andes, era galería. Estaba todo
comunicado, era muy amplio el lugar. Yo siempre recuerdo los codos.
¿Y
cuándo comenzaste a venir sólo al estadio también te ubicabas en la galería?
Si, y bueno, también porque
uno busca la comodidad en los lugares, la pasión que se siente acá en Arica, el
vivir el partido, es distinto. Entonces cuando eres cabro chico, te tira venir
acá.
Trabajaste
en el 31 con los muchachos y en Puente Alto hay otros grupos de socios que de
un momento a otro formaron la Filial Marcelo Espina. ¿Cómo se dio ese proceso y
en qué etapa de la vida los encuentra?
Eso nos pilla más grandes,
post quiebra. La mayoría estábamos más adultos y con familias constituidas.
Teníamos un trabajo constante. Hacíamos un tema muy continuo en el territorio y
a través de amigos que estaban trabajando en la filial, me invitan a
participar. En la primera reunión vimos lo que buscaban, se estaba por formar
la primera escuela de fútbol en el 37 y darle las bases a este proyecto de
filial en la comuna. Entonces había que unir fuerzas para el objetivo y desde
ahí comienza un trabajo sostenido en las filiales donde cumplí cuatro o cinco
años.
¿Esa
experiencia te lleva a ser vicepresidente de Filiales?
Sí, claro. Ahí uno trabajaba
como uno más de la filial, en el territorio, con el tiempo inauguramos la
escuela del 31 y luego con el tiempo, los muchachos me piden que asuma la
vicepresidencia. Me incomodó al principio por la estructura, no quería pasar a
llevar a nadie. Y con el tiempo decantó en que la gente si estaba unificada y
ahí mi familia tiene mucho que ver. Me dijeron, ‘dale’, y trabajemos por el
Club en el territorio.
Tu
familia es importantísima en este proceso. Andrea Gotelli es tu esposa.
Si poh, vamos a cumplir 14 años de matrimonio, 18 de relación, y si poh. Pilar fundamental en todo
esto.
Y
un poco rompiendo el círculo anterior, constituiste una familia.
Sí, claro, claro. Nosotros
tuvimos a Antonia, ella va a cumplir 16 años, ella ha estado muy involucrada en
estos procesos, fue parte de la escuela, me acompaña a reuniones, es muy partner
mi hija y mi mujer ni hablar. Ella es la que sostiene todas estas ausencias,
tiempos que le terminas dedicando al club y no a tu familia, en definitiva es
así. A mí me toca viajar mucho, por ver las filiales a nivel regional, son
periodos que te ausentes y que si no tuvieras ese sostén y apoyo sería
imposible.
¿Y
ella también trabaja en torno a Colo-Colo?
Si poh, ella estuvo muy metida en la escuela ‘El 31’, casi dos años, y
ahora está más alejada porque hay otras responsabilidades. Tenemos nuestra hija
y es nuestra obligación darle el tiempo que ella necesita. Entonces ahora está
más alejada de responsabilidades directas. Aunque siempre me acompaña, está
atenta de la vida del Club, y como te decía, es un pilar dentro de toda mi
vida.
¿Y
la relación con tu hija?
Mi hija me acompaña al estadio
hasta el día de hoy, me acompaña siempre según sus tiempos también porque los
hijos crecen y tienen otras cosas que hacer, vida propia, actividades.
E
incluso a veces viene a Arica.
Sipo, ella de repente viene
para acá con la mamá porque Andrea sigue viniendo a Arica, ella no abandona su
vida de tablón ni su gente. De hecho a mí me cuesta mucho no estar acá. Hasta
el semestre pasado yo me seguía arrancando para acá.
Y así, yo igual trabajo para
estar pendiente y acompañar a mi hija en sus actividades propias, mantener ese
vínculo lo más posible.
Dentro
de los trabajos dentro del Club, hay una liga de fútbol, una liga de
básquetbol, constituciones de otras filiales. ¿Cómo ha sido este proceso desde
que asume el actual directorio?
Ha sido largo. Muy lleno de
vicisitudes de temas que uno no puede programar. Igualmente ha sido positivo,
yo cumpliré un año seis meses en este rol. Hemos logrado levantar seis nuevos
territorios en regiones, lo que estaba muy estancado en el Club hasta hace un
tiempo. Eso habla muy bien del trabajo territorial, de cómo hemos focalizado el
trabajo en regiones para darle cabida, reuniones, los zonales que son trabajos
específicos para ver las demandas, las necesidades que tienen, hace unos meses
compramos una máquina de electros, ahora compramos una segunda máquina de
electros para poder ampliar los operativos, acabamos de terminar los exámenes
de los niños y niñas de la Liga de Básquetbol, ahora empezamos con el fútbol.
Hemos hecho exámenes a las ramas deportivas. Entonces esto es muy amplio.
¿O
sea se vincula con otras áreas del club?
Exacto. Es muy necesario. Con
los voluntarios del Área Social. Estamos tratando de que esto sea un tema
global e intentando que esto le dé un plus a nuestro trabajo en las escuelas y
filiales y que realmente se sientan apoyados por el Club.
El año pasado realizamos
exámenes en regiones, este año lo replicaremos porque tenemos más escuelas, hay
escuelas en Puerto Natales, Viña, Copiapó, Vallenar, Chañaral, Cabildo,
entonces hay mucho desarrollo que debemos ayudar. Hay proyectos deportivos que
se mantienen y es necesario darles las herramientas para poder sostenerlos en
el tiempo. Ahora vamos a trabajar con alumnos en prácticas para que puedan
ayudar a las escuelas y su desarrollo y lo de los exámenes es clave para poder
darle un plus a las escuelas para que los niños, niñas y apoderados, puedan
sentir que el club se preocupa más allá de que jueguen a la pelota o al básquet.
¿En
ese contexto, qué tan importantes son las filiales para el desarrollo del Club?
Es fundamental. Ahora el
fútbol es muy difícil. No tiene la misma llegada masiva en medios, el CDF es
pagado y el territorio acercó a Colo-Colo en un momento clave en que intentaron
sacarnos y que viniera muy poca gente al estadio, que nadie se vinculara como
socio. Ahí el territorio fue fundamental. Para levantarse y decir no, esta no
es la forma de hacer Club. Entonces ahora, estamos en otra etapa, la de
consolidar todo esto y el territorio es fundamental porque allí está el Club,
la vía institucional está en el territorio, en los barrios, ahí se ve al
colocolino, y debemos seguir vinculando este trabajo con la población y que la
gente entienda que el Club es algo más allá de noventa minutos.
Y
sobre ese Colo-Colo. ¿Cuál es el trabajo que se desarrolla en los barrios?
Hay un trabajo sostenido que
se ha vinculado con escuelas deportivas, talleres, en su momento hubo
preuniversitarios populares, se ha tratado de ir probando algunos métodos para
poder vincularlos. Ahora hay filiales que trabajan con municipalidades,
gobernaciones, personalidades jurídicas. Se han ganado fondos concursables y
demuestran que son proyectos serios que proponen cambiar el modelo pagado. Acá
nos marcaron que el deporte se paga, y ese modelo, hay que cambiarlo. Nuestras
escuelas no buscan futbolistas, buscan que los niños y niñas se eduquen en una
vida deportiva, más allá de llegar a ser deportistas profesionales.
¿Qué
se viene en el futuro dentro de la Vicepresidencia de Filiales?
Se viene harto trabajo
territorial, trabajo de base. Pronto tendremos el Zonal Norte, una zona que
había estado muy alejada porque había poco trabajo, había pocas herramientas
para poder llegar, ahora tenemos un director norte, que nos colabora mucho,
Horst Kallens es tremendo aporte. El 24 de agosto tenemos el zonal allá y vamos
a poder hacer una radiografía al respecto de cómo está cada territorio, luego
tenemos el Zonal Centro. Más adelante, la reunión anual de filiales para medir
los objetivos, repasar planificaciones para el próximo año, captaciones,
elecciones de filiales. Así que hay mucho trabajo que nos relaciona con las
distintas áreas del club, el mes de la niñez por ejemplo, hay actividades
focalizadas para los niños de escuelas. Queda mucho trabajo y estamos con mucha
energía para llevarlo a cabo.
Después
de la quiebra las filiales se comenzaron a agrupar en la Región Metropolitana.
Algo inaudito antes de la quiebra porque estas sólo existían en otras regiones
del país. Como Vicepresidente de Filiales. ¿Qué tanto beneficia estos grupos al
Club?
Creo que ha sido un éxito y es
muy bueno. Esto hay que ponerlo en contexto, el socio de los 80 y 90 era muy
clientelista, era un socio que se dejaba llevar por los triunfos deportivos o
por lo que decían los dirigentes del momento, sin empoderarse mucho, sin
averiguar cosas, más bien era estar. Y ese fenómeno cambió. El socio de ahora,
es cercano y a diferencia de otras épocas, el socio está dentro del Club y ha
ido entendiendo que su posición es muy importante, no sólo es un voto más, es relevante
porque el socio es constituirse, saber que el club nos necesita. Yo la verdad
es que nunca pensé en llegar a un directorio del club. Mi trabajo era más bien
territorial, trabajar por engrandecer a Colo-Colo en los barrios. Y el socio ha
cambiado, y esa organización permitió que las filiales en Santiago lograran una
representatividad en las comunas en cuanto a vernos, que Colo-Colo estaba vivo,
y que las escuelas no cobraban y lograron mantenerse en el tiempo, la mayoría
de ellas ya cumplió cinco años, eso habla de un trabajo prolongado y
continuo.
Algún
mensaje a los socios, socias e hinchas.
Las puertas están abiertas en
el Club. Que siempre hemos querido sumar gente, son todos y todas quienes
pueden sumarse al Club. La fuerza de la gente es más que un eslogan, porque
Colo-Colo, su fuerza, su vitalidad históricamente ha estado en sus socios y
socias, es lo que nos ha mantenido en las grandes crisis de Colo-Colo. Esta
crisis no es la primera, y tal vez no sea la última, pero siempre el socio
levantará cualquier crisis. El socio debe entender que sin ellos, la Sociedad
Anónima tiene el toro por las astas. No es lo mismo un Club con 400 socios, que
un Club con 4 mil, 5 mil o 6 mil socios al día. No tiene la misma espalda. Una
cuota va directamente a las ramas, a los proyectos sociales, trabajo en
filiales, a todo lo que está enmarcando el club y eso es fundamental en esto.
La voz del socio y su participación siempre será la más primordial,
siempre.
Muchas
gracias Mauricio Durán.
De nada, señor, muchas gracias
a ustedes.