El
ex presidente del CSD Colo-Colo, Héctor Gálvez, en 1969 le ofreció a la familia
Ramos encargarse de los terrenos de pedrero. Regar las canchas, cuidar el
predio colocolino y ocuparse de la utilería en el fútbol formativo eran las
tareas de quienes fueron protagonistas en la historia anónima del Club.
Uno
de los sobrevivientes de ese mandato es Héctor Ramos que con su humor, carisma
y simpleza han hecho de este hombre de 62 años un personaje querido por todos
los trabajadores del estadio.
Él
mismo recuerda que su casa era el Monumental, puesto que en el sector del
fútbol joven, ahí, entre medio de las canchas de entrenamiento se levantaron
los muros de su hogar que cobijó a su familia durante décadas antes de que la
construcción se convirtiera en oficinas del fútbol formativo.
Ramos
rememoró la noche del 5 de junio y a pesar que no era parte del primer equipo,
él se sintió un integrante más de la gesta deportiva. Su trabajo en utilería lo
llevó a ver cómo se formaron los jugadores de la época y confiesa que “por mi
trabajo he tenido muchas alegrías, pero la vez que más feliz fui y lloré a
mares fue en la Copa Libertadores, ahí Colo-Colo me hizo llorar de alegría”.
‘El
Conejo’, como también es conocido Héctor Ramos, hasta el día de hoy se emociona
al hablar de la Copa Libertadores. La razón es que su padre, siempre le
comentaba que no alcanzaría ver a Colo-Colo en el Monumental, y esa noche, en
la tribuna Océano, le dijo a su progenitor que “estaba viendo a Colo-Colo en el
Monumental y siendo campeón de América”.
De
Utilería al cuerpo médico:
Ramos
dice que Colo-Colo es su vida. En los 70, con tan solo 12 años le tocó cuidar
los terrenos del estadio, ayudaba en el riego de las canchas y defendía los
colores del Cacique en las series menores.
Fue
testigo de cómo se bañaban los jugadores en la acequia que bordeaba el
Monumental porque no había conexiones de agua e incluso a veces jugó como
sparring de los titulares cuando el Cacique luchaba por la Copa Libertadores en
1973.
La
vida nunca lo alejó de las canchas y se aferró a los valores que transmitía el
Club. Ramos afirma que “mi vida se la debo a esta institución, por Colo-Colo
soy lo que soy”. Con los años estudió Técnico en Enfermería y en la actualidad
se desempeña como paramédico de series menores.
Es
habitual verlo con el botiquín bajo el brazo y corriendo cuando algún niño
sufre algún dolor en el campo de juego. Reconoce que le encanta ser parte de
series menores puesto que “ahí está la vida del Club”.