Tras 17 años de la quiebra y casi 14 de concesión a Blanco y Negro S.A., la promesa de la “profesionalización” y maximización de los beneficios, la obtención de títulos internacionales, un estadio de “alto estándar” y un modelo de gestión eficiente, han quedado justamente en eso, en promesas incumplidas, que parecen ser el natural y esperable complemento para el sentimiento de desazón y molestia generalizada hacia quienes llegaron con colores e historias ajenas, a administrar el fútbol profesional del CSD Colo-Colo.
Lo que es peor, justo cuando han ido lográndose necesarios y justos avances en favor del Club, sus socios, socias e hinchas, se vuelven a desnudar las reales intenciones de un Leonidas Vial que, administrando una concentración minoritaria de la propiedad (Hoy existen 7.246 accionistas), busca tomar el control total de Blanco y Negro, sin contrapeso, hasta el final del leonino contrato. Para ello, busca desconocerla importancia central del CSD Colo-Colo, de Colo-Colo, desde la entrada misma en vigencia de la S.A., que fue empoderada casi transversalmente como salvadora de la Institución a la que ahora Vial busca arrebatar sus dos directores en la mesa directiva de la concesionaria, mediante un juicio arbitral alojado en la Cámara de Comercio de Santiago.
A mayores beneficios para socios y socias; a precios populares y actividades gratuitas para nuestros hinchas; al real uso y vida del Monumental, la respuesta de los ideólogos de la privatización del fútbol, es un juicio arbitral desmedido y que amenaza con hacer definitivamente infranqueable la distancia entre una concesionaria mayoritariamente rechazada, con una marca totalmente destruida, y el pueblo colocolino.
Los argumentos de Leonidas Vial son artificiales y se sustentan en hechos ficticios: un supuesto pacto de accionistas llevado a cabo entre el Club y Aníbal Mosa, el año 2017, que nunca existió ni tampoco consta en ningún documento escrito. Peor aún, su demanda incluso desconoce los derechos legítimos y asignados explícitamente en el Contrato de Concesión a los directores que representan al Club, al plantear que éstos no deberían poder ejercer el voto en las decisiones más relevantes.
Por eso el llamado es a la unidad del pueblo colocolino. La historia de Colo-Colo es de sus socios, socias e hinchas, pero también lo es un presente de co construcción y, sin ninguna duda, si somos capaces de poner por delante el bien superior de la Institución, también lo será el futuro del Club.