Con gran ímpetu y voluntad, autoridades políticas y de la
ANFP impulsaron activamente la reanudación de la actividad futbolística,
descontinuada en el contexto de una movilización social que aún sigue a pie
firme en las calles. Sin embargo, el mismo ímpetu y voluntad estuvieron
ausentes a la hora de demostrar empatía y compresión del escenario, y
esforzarse por dar garantías a las y los hinchas de poder asistir con
tranquilidad a presenciar un espectáculo deportivo.
Los resultados están a la vista. Las faltas de garantías por
parte de la fuerza policial, primero, y las restricciones luego en los
estadios, han sido la tónica, expresándose con vehemencia en el fútbol el clima
de represión que ha predominado en todo ámbito en los últimos meses. Desde
Colo-Colo, lo hemos padecido especialmente con casos tristemente emblemáticos,
que exceden la cancha y reafirman un dramático contexto país, como la muerte en
las inmediaciones del Monumental de nuestro socio e hincha Jorge Mora “Neco”, a
manos de Carabineros, como también de Ariel Moreno, hincha colocolino baleado
mientras se manifestaba en contra del brutal atropello de “Neco”, en su comuna,
Padre Hurtado.
Indolentes y ajenos a cualquier autocrítica, la ANFP,
algunas directivas de las concesionarias y las autoridades gubernamentales, han
buscado “aprovecharse del pánico” y profundizar una fuerte agenda represiva en
el fútbol a propósito de esos hechos. Expresión clara de aquello son las
recientes decisiones de disputar los partidos entre Colo-Colo y U. Católica y
S. Wanderers-U. de Chile sin público visitante, además de las insólitas medidas
adoptadas por Azul Azul (con la venia gubernamental) frente a incidentes
producidos por decenas de hinchas de U. de Chile en el marco del partido de
Copa Libertadores ante Inter de Porto Alegre: cierre momentáneo de la galería
sur y prohibición de compra de entradas para miles de personas, todos y todas
quienes asistieron a ese sector en los 2 primeros partidos del año. Un
descriterio absoluto, y una medida injusta, que reúne características de
discriminación arbitraria.
Arbitrariedad que adquiere status de agenda política
explícita con los recientes anuncios en materia de seguridad hechos por la
ANFP. Se habla, por ejemplo, de la “entrega oportuna de información a los
órganos de Justicia” y la “consolidación y protocolización en la entrega de
antecedentes de los partidos al Ministerio Público, y a otros organismos
públicos”. Suena bien en el papel. Sin embargo, el problema es que hasta el día
de hoy el derecho de admisión se implementa bajo la más absoluta
discrecionalidad, con un procedimiento que vulnera el derecho constitucional al
debido proceso al no existir notificación de cargos que se imputan, posibilidad
de presentar pruebas, ni mecanismos de apelación para los hinchas. Mientras
esto no se revise y corrija con urgencia, cualquier iniciativa en esta línea
será ineficiente e injusta.
Se propone, además, incorporar tecnologías de reconocimiento
facial, además de anunciar que “junto a Conmebol se explorarán nuevos controles
de seguridad para los asistentes, similares al Fan ID”. No se aclara, sin
embargo, qué datos se espera levantar ni a quién irán dirigidos. Ante anuncios
como éstos urge determinar el alcance del uso de los datos de las personas, así
como poder descartar el que se esté considerando nuevamente la implementación
de controles biométricos, medida intrusiva, discriminatoria, y derechamente
ilegal, pues los rasgos faciales son datos personales sensibles, y por tanto
sólo pueden ser captados con consentimiento de los hinchas o por habilitación
legal expresa.
La batería de anuncios de la ANFP contempla el “Mejorar la
actual ley de violencia en los estadios”. Al respecto, es claro que debe haber
mejoras, pero a nuestro parecer estas deben darse en la línea de llevar a cabo
una política que avance hacia la prevención por sobre la represión, e incorpore
mucho más el diálogo y las instancias de participación de los socios, socias e
hinchas de los clubes.
Finalmente, se propone “entregar más atribuciones a los
guardias de seguridad en los estadios. El objetivo es que los guardias actúen
en conjunto con Carabineros”. Las interrogantes que esto deja son demasiadas y
muy preocupantes. ¿Qué preparación tienen estos guardias? ¿La apuesta de la
ANFP es seguir empoderando al llamado “comando de élite”? ¿Quién está detrás de
esta empresa?
Parece muy riesgoso, además de provocativo, sumar un grupo
que viste de forma similar a Fuerzas Especiales de Carabineros para “controlar”
a los hinchas del fútbol, en un momento de total fractura entre Carabineros y
gran parte de la sociedad chilena.
Estamos convencidos de que es el momento para un análisis
mayor, pero este sin lugar a dudas debe considerar la opinión de los clubes
sociales y deportivos, socios, socias e hinchas, quienes hoy han demostrado
sentir marcada lejanía de un fútbol indolente y hostil. Mientras no existan
cambios y garantías efectivas para la seguridad y bienestar de las y los
hinchas, el clima seguirá siendo adverso para la asistencia a los estadios.
Privilegiar la represión por sobre el respeto y el diálogo terminará
inevitablemente en la expulsión total de los estadios a quienes le dan sentido
y razón de ser a la actividad: la gente.
Directorio Nacional CSD Colo-Colo