Edison Marchant es socio del CSD Colo-Colo desde hace
más de una década. Colocolino desde pequeño, fue poco a poco forjando un camino
ligado a la Institución.
Con el correr de los años, fue integrando agrupaciones
de socios que comenzaron a trabajar por recuperar al Club para la gente. Fue
así como integró varias organizaciones colocolinas y es uno de los fundadores
de la Filial 19 de abril de Santiago Centro. Además de ser director del Club
Social y Deportivo desde hace más de 3 años, y apasionado por el emprendimiento
y la innovación, se acaba de integrar formalmente al directorio de la Inmobiliaria Estadio
Colo-Colo S.A, sociedad que administra el Estadio Monumental y que aglutina a
los colocolinos y las colocolinas que con su esfuerzo y recursos forjaron por
décadas el sueño de nuestra casa.
Este experto
en estrategia y gestión repasó su lazo con la Institución en conversación con
“Pasión del Pueblo”, la revista Institucional del Club.
¿Cómo nace tu relación
con Colo-Colo?
Toda mi vida he estado ligado al fútbol, aunque más
bien desde fuera de la cancha. Siempre tuve una relación muy cercana con mi
papá y lo acompañaba a sus partidos de ligas o a pichangas con sus compañeros
de trabajo. Pero él también me llevaba al Estadio, donde descubrí mi verdadera
pasión. Colo-Colo haciendo retrospectiva, estuvo presente siempre en todos los
ámbitos: en la familia, en el barrio, en el colegio.
¿Cuál fue el primer
partido que viste a Colo-Colo en un estadio?
Recuerdo que el primer partido que me llevó mi papá
fue en el Nacional año 1992 y desde ahí no paramos. Tengo recuerdos de partidos
horribles y otros inolvidables en el Monumental, de caminatas eternas hasta
nuestra casa los domingos en la noche y después de los partidos internacionales
a mitad de semana.
De partidos como visitante en Rancagua, Concepción o
Coquimbo. Este último viaje lo recuerdo con cariño, tuvo de todo. Tenía unos 10
años, además de mi papá íbamos con un tío y un primo; viajamos toda la noche
del sábado a la Cuarta Región, estuvimos tratando de conseguir entradas durante
el día domingo. En el partido no nos fue bien, hubo pelea en las galerías y
además recibimos una lluvia de piedras en el antiguo Sánchez Rumoroso. Viajamos
por toda la noche de vuelta a Santiago y llegamos el lunes en la mañana muy
cansados, prácticamente directo al colegio, cumpliendo un compromiso.
Tuve una gran lección sobre lo importante que era
cumplir con las obligaciones sin dejar de lado a Colo-Colo. En mi curso de
básica éramos 45 compañeros, al menos unos 40 eran colocolinos. Nuestro
profesor jefe, Mario Aracena, premiaba a los 5 compañeros que mejores notas se
sacaran o que más se esforzaran, trayéndonos al Monumental en la “galería”
Cordillera junto con algún apoderado. Me esforzaba para tener esa posibilidad,
era una motivación muy potente.
¿Algún partido o
situación que te haya dejado marcado siguiendo al equipo?
Viví momentos inolvidables, como el 10-0 a Atacama,
cuando en el último penal Gustavo Benítez no dejó que pateara el Rambo Ramírez
porque podía ser una humillación mayor. Con los años aprendí que era un valor
Arellanista respetar al rival. Otras veces venía con tíos y primos, con quienes
compartimos la pasión y veíamos los partidos colgados de las rejas de abajo,
tal como los niños lo hacen hoy. Algunos de esos tíos tuvieron la posibilidad
de viajar a ver al Cacique a Brasil, y se transformó en el sueño de mi vida
viajar fuera de Chile a acompañarlo. Afortunadamente, con los años pude
cumplirlo varias veces. Aunque mi madre hizo lo suyo también. Me traía todos
los años a la Noche Alba. Era una locura, teníamos que ir a comprar a
Cienfuegos las entradas, después intentar llegar en micros repletas por Avenida
Departamental. Recuerdo que una vez fue tanta la locura que ingresamos en
avalancha; eso sí, ningún niño debería pasar por esa experiencia.
Fuiste creciendo y el
sentimiento por Colo-Colo también, ¿Desde cuándo te vas sumando a agrupaciones
de socios y comenzaste a trabajar por recuperar la Institución de manos de la
Concesionaria. Cuéntanos un poco de eso.
En la adolescencia venía con amigos de mi barrio en La
Pac. Con ellos comenzaron los viajes y las primeras experiencias viniendo solo
al estadio. También pasé las penurias, sacrificios y discriminaciones que
sufren los barristas. Después me integré a la Agrupación La Familia, donde
conocí a gente muy valiosa y se hicieron grandes espectáculos para las salidas
del plantel. Hasta el día de hoy tengo mis más grandes amigos de esos grupos.
Pero llegó un momento en que hacer salidas, viajar y estar en todos los
partidos ya no bastaba. Sentía que ByN S.A. estaba llevando a Colo-Colo por un
camino donde la gente no tenía cabida y con una lógica extremadamente
comercial. Fue entonces que me integro a Colo-Colo de Todos, y establezco que
desde ese colectivo sería mi aporte para recuperar completamente el Club.
Sin embargo, no todo
fue color de rosa y como buen colocolino, tuvieron que dar una dura pelea y
“venir de atrás” para convertirse en Directorio Nacional.
Después de perder la elección del 2010, establecimos
objetivos políticos importantes para lograr que el Club sea para la gente, como
cambiar los estatutos del Club para eliminar la figura del “socio beneficiario”
y también reflotando la figura de las Filiales, instancia formal que permitía
la participación de los socios en el Club. Esto fue debido a la nula apertura
de aquel Directorio, que mantenía al Club secuestrado y funcional a ByN. Fue
así que fundamos con grandes colocolinos una de las filiales más importantes en
la actualidad: la querida Filial Santiago Centro, 19 de abril, que terminó
transformándose en escuela para varios de los futuros directores que el Club
tendría. Ahí hicimos cosas tremendas como las captaciones en pleno Paseo
Ahumada y Paseo Huérfanos en el centro de Santiago, donde logramos hacer más de
1000 socios en una sola mañana, aportando a la campaña de captación que
iniciamos. Luego nos prepararíamos para conformar una lista competitiva con el
objetivo de llegar al Directorio Nacional.
¿Qué dice la familia
de todo esto? Ya son años de entregar parte de tu tiempo libre al Club…
Obviamente hay un sacrificio importante. Pero la
pasión es la pasión. Eso me obliga a equilibrar la energía entre el trabajo,
donde siempre estoy a full también, con la familia y el Club. Afortunadamente
me apoyan permanentemente y entienden también que acá hay un esfuerzo colectivo
detrás.
Has participado de ya
dos directorios desde, por decirlo de una forma, la democratización del Club,
¿Cuál es el análisis que puedes hacer considerando, además, que ya se cumple un
año del directorio que encabeza Edmundo Valladares?.
Hay consenso que en el Directorio anterior logramos
avanzar en muchísimas materias. Me tocó estar en el equipo económico y terminé
siendo Vicepresidente de Planificación. Fue un periodo para entender el
funcionamiento del Club, ordenar la casa económicamente y posicionarnos
fuertemente en lo comunicacional, con énfasis en dar a conocer la diferencia
entre ByN y el CSD. Aquello nos permitió forjar las bases para tener un Club
que estaba listo para explotar, de la mano de un proyecto co-diseñado por
cientos de Colocolinos, que es el programa que nos guía hoy. En este Directorio
me parece que hemos podido ir consolidando ese crecimiento, marcando hitos en
todas las áreas del Club. Valoro muchísimo que este Directorio esté compuesto
por gente nueva, pero también con algunas personas que nos repetimos el plato,
porque hay mucha experiencia acumulada.
Eres el actual
Vicepresidente Inmobiliario del Club y hace unos días asumes como Director a la
mesa directiva de la Inmobiliaria Estadio Monumental. ¿Qué implicancias tiene
para el Club esto?
Una parte importante del programa de nuestro actual
Directorio, es involucrarnos en todas las instancias institucionales que
competan a Colo-Colo. Una de esas instancias es la Inmobiliaria Estadio
Colo-Colo, que es la Sociedad dueña del terreno y todas sus instalaciones,
incluyendo nuestro querido Estadio Monumental. Por lo tanto es una tercera
figura muy importante en Colo-Colo, además del Club y ByN. A pesar que como
colectivo venimos trabajando hace años, hasta ahora no nos habíamos involucrado
en esta parte y estamos muy contentos de poder aportar. Queremos articular a
los socios, que también son accionistas de la Inmobiliaria, para velar por sus
intereses y los del Club. El Monumental, es uno de nuestros principales activos
y volveremos a administrarlo una vez que la Concesión expire. Es por eso que
debemos cuidar su valoración histórica y patrimonial, pero también debemos
tener una mirada al futuro en su proyección de desarrollo. Sentimos que el
Monumental es un espacio que le pertenece al pueblo colocolino y nos gustaría
que estuviera más abierto a su comunidad. Por otra parte, también queremos dar
relevancia a todos esos socios que creyeron en el sueño de construir nuestra
casa, invirtiendo en una compra “en blanco” y que demoró décadas en
materializarse.
En lo personal, vienes
trabajando desde hace años en la recuperación de los espacios del Club dentro
de la Institución. Me imagino que esta nueva función también tiene un
significado especial para ti.
Así es, en algún momento me prometí que no dejaría de
luchar hasta lograr la completa administración de Colo-Colo. Tengo la
convicción que las cosas se pueden hacer de forma diferente y que tenemos el
capital humano para lograrlo. Tenemos claro de dónde venimos, pero también
donde vamos. Siento que nuestra lucha y todo lo que hacemos, está muy en
sintonía con toda la explosión social que hemos vivido durante las últimas
semanas. En definitiva somos una generación que quiere hacer las cosas con una
lógica responsable en lo económico y comercial, pero sin olvidar jamás la
participación social. Un Colo-Colo de la gente, ese es el Colo-Colo que
queremos.